ETAPA PREESCOLAR (4
a 6 años)
Comienzan a surgir las características que en el
futuro serán las más comunes de estos niños: son inquietos, impulsivos,
desobedientes, les cuesta mantener la atención, no respetan turnos durante el
juego o de habla y pueden ser agresivos. Es muy distraído, pareciera no
escuchar lo que se le pide. En esta etapa, el juego del niño hiperactivo es muy
característico. “Simón no sabe jugar” comenta la madre preocupada en la
consulta. Por un lado, no saben jugar solos, ya que comienzan a usar el juguete
más novedoso pero luego lo dejan de lado para tomar uno distinto. Si juegan en
grupo, no admite perder, no siguen las reglas del juego por lo que son rechazados
por hermanos, parientes y amigos.
7 A 12 AÑOS
Ya en la educación básica, el niño
con hiperactividad pasa a tener un rol importante en la clase. Es el típico
niño al que le están llamando constantemente la atención, tienen serias
dificultades del aprendizaje y generalmente está solo. Es catalogado como “un
mal alumno” y flojo, por lo que en algunas ocasiones profesores y padres,
pensando que el mal rendimiento es a causa de una inmadurez sugieren la
repitencia del menor. Lo que en realidad no va a mejorar la situación, sino que
por el contrario, la va a empeorar pues afectará su autoestima lo que como
consecuencia a influir en que el rendimiento siga disminuyendo.
La relación con sus pares sigue
siendo mala, pues es rechazado. En otras ocasiones sucede al contrario, es
amigos de todos pues es visto como el líder de la clase, ya que todos sus actos
sin vistos como hazañas por sus compañeros o bien es visto como el payaso, “el
que nos hace reír a todos”.
Todas estas características generan en los menores sentimientos y estados de inseguridad, frustración e insatisfacción. Aparentemente se ven felices, como si toda la situación no les afectara, pero en realidad mienten para ganarse la probación y respeto de todos quienes le rodean.
Todas estas características generan en los menores sentimientos y estados de inseguridad, frustración e insatisfacción. Aparentemente se ven felices, como si toda la situación no les afectara, pero en realidad mienten para ganarse la probación y respeto de todos quienes le rodean.
ADOLESCENCIA
La relación con sus padres y adultos en general empeora notablemente. Discute más con ellos, es más desafiante y rebelde. Su rendimiento académico desciende notablemente y pareciera no importarle realmente. Todo esto va a afectar considerablemente su autoestima haciéndola cada vez más negativa.
Son niños más susceptibles a tomar peligros debido a su impulsividad y como una manera de llamar la atención frente a sus pares. De esta manera son tentados por el alcohol u otra adicción a drogas de cualquier tipo, las experiencia sexuales tempranas y sin protección debido a que aún no tienen la madurez suficiente para integrar en su vida el acto sexual, toman riesgos innecesarios lo que puede traer como consecuencia accidentes de tráfico debido a sus imprudencias y rebeldía, etc.
La relación con sus padres y adultos en general empeora notablemente. Discute más con ellos, es más desafiante y rebelde. Su rendimiento académico desciende notablemente y pareciera no importarle realmente. Todo esto va a afectar considerablemente su autoestima haciéndola cada vez más negativa.
Son niños más susceptibles a tomar peligros debido a su impulsividad y como una manera de llamar la atención frente a sus pares. De esta manera son tentados por el alcohol u otra adicción a drogas de cualquier tipo, las experiencia sexuales tempranas y sin protección debido a que aún no tienen la madurez suficiente para integrar en su vida el acto sexual, toman riesgos innecesarios lo que puede traer como consecuencia accidentes de tráfico debido a sus imprudencias y rebeldía, etc.
Éstas son sólo algunas
características del niño hiperactivo durante su desarrollo de la infancia hasta
la adultez. Si bien en un comienzo parecen ser inofensivas y uno, como padre,
cree que con el tiempo y la educación suficiente irán desapareciendo, si el
niño con hiperactividad no es diagnosticado a tiempo, tendremos a un
adolescente impulsivo, arriesgado que incluso puede llegar a poner su vida en
juego. Entonces, ¿qué pueden hacer los padres de Simón para que esto no suceda?
Acercarse tempranamente a los especialistas adecuados (psicólogos, psiquiatras,
psicopedagogos) que le puedan brindar ayuda a su hijo y a ellos mismo para que
prontamente Simón tenga un buen paso por su colegio y por la vida.
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