Es un trastorno del comportamiento bastante frecuente, ya que se estima
que afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar. Los niños son tres
veces más propensos que las niñas a padecerlo, aunque todavía se desconoce la
causa.
Los niños con TDAH actúan sin
pensar, son hiperactivos y tienen problemas de concentración. Pueden entender
lo que se espera de ellos pero tienen dificultades para completar las tareas,
ya que les cuesta estarse quietos, prestar atención y atender a los detalles.
Es evidente que todos los
niños (especialmente los más pequeños) se comportan de este modo en algunas
ocasiones, sobre todo cuando están nerviosos o excitados. Pero la diferencia
entre este comportamiento y el TDAH es que en este trastorno los síntomas están
presentes durante un periodo de tiempo más largo, afectan a diferentes
ambientes o contextos e impiden que el niño se desenvuelva adecuadamente en el
medio social, académico y doméstico.
La buena noticia es que, con
tratamiento adecuado, los niños con TDAH pueden aprender a vivir con sus
síntomas y a controlarlos bien.
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